lunes, 9 de abril de 2012

Gafas, que me estafas

Como apasionado de la tecnología y preocupado por temas de privacidad que soy, a menudo no puedo más que sentir una extraña sensación de amor/odio cuando veo determinados gadgets que aparecen en el mercado, como por ejemplo los más avanzados smartphones. Son por un lado instrumentos con posibilidades infinitas, a los que da vida una tecnología digna de "007" o "El Caballero Oscuro". Pero por el otro lado, son máquinas capaces de chupar hasta el último bit de información personal, y subirla de manera instantánea a todo tipo de nubes y redes sociales.

(Tira cómica extraída de "El show de Juanelo")

Hay veces que las invasiones a la privacidad por parte de tecnologías punteras son para asuntos tan chorras que si no fuera porque el tema es serio, daría para reirse un buen rato. El último ejemplo de este tipo que me he encontrado, es el de la TV a la que no sólo tú miras, sino que ella también te observa a ti, al más puro estilo "Gran Hermano". Se trata de una TV dotada de micrófono, cámara y conexión a Internet. Dispone de reconocimiento facial (de modo que sabe a quién tiene delante) y del lenguaje (para interpretar órdenes sencillas como "pon el canal 27"). La idea es que si por ejemplo hay niños en el campo visual, la TV desactive el contenido para adultos, y que reconozca comandos de voz para poder usarla a distancia y sin mando. Visto así puede ser curioso, pero si uno piensa que la cámara y el micrófono están activos en todo momento, y que la TV se conecta a Internet, existe la posibilidad de que cualquier hacker pueda estar mirando y escuchando a través de los ojos de esa TV. Peor aún, la TV se conecta a la nube del fabricante, y manda los datos a las aplicaciones, que pueden hacer lo que quieran con ellos (la política de privacidad de la TV no especifica otra cosa). ¿Merece la pena arriesgarse a que cualquiera tenga ojos y oídos dentro de tu casa sólo por librarse del mando a distancia? Para mí, la respuesta es clara.

El problema viene cuando estas invasiones a la privacidad sí que son (o pueden ser) útiles. Hace unos días, Google presentó "Project Glass". Un dispositivo de visualización que se coloca en la cabeza y muestra información sensible al contexto (lo que se conoce como Realidad Aumentada).


Junto con las fotos, Google presentó un video conceptual que da una idea de las aplicaciones prácticas del invento:



Sin duda es un sistema fascinante, digno de cualquier película de ciencia-ficción, y el día que esto haya madurado hasta parecerse a lo que nos presenta el vídeo, puede ser también muy útil. Claro que también tiene su parte negativa: El que lleve encima uno de estos, le estará dando a Google aún muchos más datos de los que ya tiene. Google podrá saber exactamente con quién quedas, de qué hablas con él, qué compras, en qué fijas tu atención, qué tienes en tu casa, en qué estás trabajando... con esto podría conformarse un archivo con toda la vida de una persona. El día que esto se implante, con facilidad Google podría situarse el primero en mi lista de "enemigos de la privacidad", desbancando por goleada a Facebook.

Para mí es una lástima descubrir que esos cacharros que tanto me hubiera gustado tener tras verlos en las películas de ciencia-ficción, los vea a día de hoy como algo peligroso, hasta el punto de tener que avisar a la gente para que los evite en la medida de lo posible. Por lo menos, en el peor de los casos, siempre nos quedará  ver las cosas con humor:




Dime qué te anuncian, y te diré quién eres


Aquí me tenéis de nuevo, con una entrega más de mi cruzada contra la invasión de la privacidad, con otro capítulo contra las redes sociales, centrado principalmente en esa gigantesca aspiradora de datos que es Facebook. Vamos a ver directamente por qué esta red es peligrosa, entendiendo primero cómo funciona.

¿Cómo funciona Facebook?


No es ningún secreto que la fuente principal de ingresos de Facebook es la publicidad. Sin embargo, lo que muchos no saben es por qué esta publicidad les da tanta pasta. ¿Cuál es el secreto que hace que Facebook tenga un valor de 100.000 millones de dólares? El secreto está en que Facebook está capacitado para ofrecerte sólo los anuncios que potencialmente puedan interesarte, de un modo similar a lo que ya hace Google desde hace mucho con su Ad Sense, pero de un modo aún mucho más personalizado. De hecho la mayoría de lo que aquí se expone puede aplicarse también a Google, pero salvo que estés en Google+, Facebook tiene información aún mucho más personal, detallada y ordenada.

Si decides anunciarte en Facebook, puedes elegir que tu anuncio llegue de manera indiscriminada por ejemplo a determinados paises, afinar más y que llegue únicamente a una provincia concreta, o afinar más todavía y que llegue a las mujeres solteras de entre 25 y 35 años a las que les guste la música chill-out y la cerveza de importación, y que vivan en un radio de 1 km de determinado local. Y este ejemplo os aseguro que no es ninguna exageración, incluso se puede hilar más fino, incluyendo filtros como la creencia religiosa y las preferencias sexuales. Facebook cobrará más al anunciante por cada clic en su publicidad cuanto más específico y minoritario sea su público objetivo, pero aún así al anunciante generalmente le sale a cuenta, porque la publicidad llega de manera específica al nicho de mercado que puede estar interesado en ella. De este modo, por ejemplo si eres homosexual, para Facebook eres más valioso que si eres heterosexual. Algunos tal vez os preguntéis al leer esto: ¿Y cómo es posible que puedan apuntar la publicidad de un modo tan preciso? Porque el verdadero secreto de su éxito está en lo que Facebook sabe de ti, que no es poco precisamente.

Lo que Facebook sabe de ti


Pues lo cierto es que sabe mucho más de lo que seguramente la mayoría de usuarios imagina. Resumiendo, Facebook conoce:

  • Lo que tú le cuentas al hacerte tu cuenta: nombre y apellidos, sexo, dirección, etc.
  • Lo que tú le cuentas a diario: quiénes son tus familiares, quienes son tus amigos, quienes lo son “en el mundo real” (es decir, con quién quedas regularmente y etiquetas en las fotos que subes), tu estado civil, cuando dónde y con quién pasas tus vacaciones, dónde, con quién y en qué trabajas, tus gustos y aficiones (manifestados a menudo a través del inocente botón “Me gusta”), una idea aproximada de tu poder adquisitivo, etc.
  • Lo que tú probablemente no le cuentas por ser información a menudo muy personal, pero que puede inferir con prácticas dignas de ser consideradas como espionaje: tus creencias religiosas, tu afiliación política, tu orientación sexual, etc. Incluso cosas como diversos trastornos psicológicos pueden ser fácilmente inferidos por Facebook con los datos de que dispone. El modo más común de obtener este tipo de información, además de cuando haces clic en el citado botón “Me gusta”, es espiarte mientras navegas. Incluso aunque cierres tu sesión en Facebook, si entras en cualquier web que tiene cualquiera de sus plugins, Facebook ya te está “viendo”, aun cuando no toques nada. Varias veces han negado que esto sea así, desactivando esta característica para volverla a activar tiempo después en una especie de juego del ratón y el gato. Desde que han introducido el reconocimiento facial (como siempre, activado por defecto), también pueden saber dónde, cuándo y con quién has estado cada vez que alguien sube una foto en la que apareces, sin necesidad de que te etiqueten de manera explícita, y sin que puedas hacer nada. Y lo cierto es que hay una tendencia cada vez mayor a que las aplicaciones recojan cada vez más datos y sin preguntar.

Y todo esto, (que en muchos casos fácilmente puede completar un dossier de más de 1000 páginas) lo sabe de sus 800 millones de usuarios, y lo mantiene bien guardado en su base de datos incluso aunque intentes borrarlo y cerrar tu cuenta. Es más, incluso recopilan datos de navegación de los que no son usuarios de esta red social. Si no te recorre un escalofrío la espalda al leer esto, tal vez no hayas comprendido su magnitud. Aunque a lo mejor no hay de qué alarmarse, al fin y al cabo Facebook no hace pública esta información ni siquiera a sus verdaderos clientes (los anunciantes), ¿verdad?

Lo que Facebook cuenta sobre ti


De toda esta vasta cantidad de información, lo que Facebook va contando sobre ti, podría resumirse en varios grupos, siendo obvios el primero, y los otros puede que no tanto:

  • Lo que compartes en tu perfil.
  • Lo que Facebook decide mostrar cada vez que implementa alguna nueva característica y la habilita por defecto (como el citado reconocimiento facial o cuando decidió compartir las listas de amigos de todos sus usuarios).
  • Lo que Facebook filtra debido a errores, que a veces no queda muy claro hasta qué punto son o no intencionados. Un ejemplo bastante grave de este grupo es aquél caso en el que se descubrió que Facebook filtraba a aplicaciones tan conocidas como Farmville el ID único de usuario. Este ID permite identificar a cada usuario de manera unívoca, incluyendo nombre y apellidos, y por si esto no fuera poco, se descubrió que varios desarrolladores de aplicaciones implicados, estaban vendiendo los datos (tus datos) a terceros.
  • Lo que los hackers consiguen obtener cada vez que descubren una nueva vulnerabilidad en esta red social. Un ejemplo representativo es cuando un hacker logró descargar (y publicó) fotos del perfil privado del propio Mark Zuckerberg.
  • Lo que Facebook le ofrece a los anunciantes y desarrolladores de aplicaciones. Este punto es tal vez el más oscuro, y es por tanto en el que me centraré a continuación.

Lo cierto es que Facebook en principio no da a los anunciantes y desarrolladores de aplicaciones los datos de sus usuarios con nombres y apellidos de manera directa. No porque no pueda, sino porque sería estúpido por su parte hacerlo. Al fin y al cabo, de esos datos obtiene sus beneficios, por lo que ofrecerlos podría acabar con su negocio. Un anunciante puede obtener un conjunto de datos acerca de ti, como los referentes a los ejemplos de publicidad dirigida que cité antes, pero esos datos serán anónimos, sin nombres y apellidos. Igualmente las aplicaciones pueden acceder a tus datos, pero en principio lo que obtengan será anónimo.  Menudo alivio, ¿verdad? Si mi nombre nunca llega a las manos de anunciantes y desarrolladores, no hay de qué preocuparse... ¿o sí?

Pues lo cierto es que si tienes un secreto (aunque no lo hayas compartido a sabiendas con Facebook) mejor que te vayas preocupando. En primer lugar por lo que he comentado antes acerca de los fallos y hackers que al final siempre acaban en filtraciones. Y en segundo lugar porque el hecho de que la publicidad en Facebook se pueda dirigir de un modo tan preciso, hace que los hackers y los fallos sean innecesarios para poder extraer valiosa información personal. En Facebook rara es la vez que encuentras un anuncio que te interesa por casualidad. Es fácil adivinar algunos gustos personales de cualquier usuario sólo con echar un vistazo rápido únicamente a los anuncios que aparecen mientras utiliza Facebook. Lo precisos que puedan ser estos anuncios dirigidos, puede darte una idea de hasta qué punto Facebook “te conoce”. Por ejemplo, ¿A tu amigo metalero no hacen más que aparecerle anuncios de OT? Pues ya conoces su oscuro secreto. ¿Tienes un compañero amanerado al que le has visto un anuncio de un local gay de tu localidad? Puedes dar por confirmada su orientación sexual.

Ni siquiera hace falta que nadie vea los anuncios para sacar la información. Si te conectas a Facebook usando un servidor proxy (por ejemplo en tu trabajo, en un cyber, etc.), es probable que esta información (y junto con muchas otras cosas más) pueda ser puesta a disposición de terceros, y tal vez incluso ser utilizada en tu contra (por ejemplo para justificar un despido). Una persona mal intencionada también tiene otros modos de sacar esta información, por ejemplo examinando la cache del navegador (si  bien esto puede remediarse usando el modo “de incógnito ” de Google Chrome y otros). La policía también puede tener acceso a una parte importante de los datos de tu perfil. O en el más grave de los casos, que ya se está empezando a dar (al margen de su legalidad), un entrevistador puede pedirte tu contraseña de Facebook para echar un vistazo a tu perfil durante una entrevista de trabajo.

Algunas recomendaciones


En resumen, las redes sociales pueden ser muy peligrosas, si es posible, lo mejor es no usarlas para asuntos personales. Pero si aun con todo esto, estás decidido a usarlas para estos temas, si quieres un mínimo de seguridad, puedes seguir unas recomendaciones (que se pueden aplicar en general a cualquier servicio en la nube):


  1. Asume que cualquier cosa que la red social sepa sobre ti puede ser potencialmente vista por cualquiera (por muy bien que configures la privacidad): familiares, amigos, vecinos, jefes, hackers, ladrones, secuestradores...
  2. Asume que la red social no sólo conoce lo que tú le cuentas. Adivinará cosas sobre ti que no le has contado, a veces con una temible precisión.
  3. Ten en cuenta que una vez que “se escapa la liebre, no hay manera de hacerla volver a la jaula”. Lo que Facebook sabe acerca de ti, lo sabe para siempre, incluso aunque intentes borrarlo. Si esa información se filtra, ya será tarde, el flujo de información una vez filtrada en Internet, no se puede detener.
  4. Utiliza las redes sociales en entornos seguros. No las uses en el trabajo ni en ordenadores públicos. Si tienes que hacerlo (e incluso aunque las uses en tu casa no está de más), utiliza siempre protocolos seguros (https en lugar de http) y el modo “de incógnito” del navegador, para que este no deje un rastro de lo que haces.
  5. Utiliza plugins para el navegador que bloqueen los scripts y las cookies de las redes sociales fuera de la propia red social.
  6. No uses aplicaciones (como por ejemplo juegos) de este tipo de redes. Todas son inseguras y generalmente se les deja acceder a buena parte de tu perfil.
  7. El uso de las redes sociales desde teléfonos móviles, a menudo permite que estas recojan aún más datos de ti, como por ejemplo tu ubicación. Si no quieres compartir estos datos, no uses redes sociales desde el móvil, o asegúrate de que estos datos no se comparten.


Y como ya he dicho alguna otra vez, valora tu privacidad. Hay quien dice que a día de hoy la privacidad ya es una fantasía de ciencia ficción. Espero que no sea así, aunque cada vez hay más motivos para creerlo. En cualquier caso, mejor no hagáis clic en el botón de Facebook de esta entrada, no os vayan a anunciar antipsicóticos...

viernes, 20 de enero de 2012

MEGAFIASCO

¡Me encantan los americanos! ¡Lo hacen todo a lo grande! Megabarbacoas, megacoches, megaempresas, megaguerras, megacrisis, megafiascos, y lo último, el megacierre de Megaupload. Aquí en Españistán no podemos aspirar ni a una diminuta fracción de tanta grandeza. Cuando (por presiones precisamente de EE.UU.) se propuso en Españistán la Ley Sinde, muchos desafiaban a la ex ministra con imposibles: ¿Y por qué no cierras Google y Megaupload? Pobrecita Sinde, que tuvo que resignarse. Pero para el Megapoderoso Tío Sam, no hay nada imposible. Empieza a temblar Google, no vayas a estar en su punto de mira.

Y todo por culpa de una industria que se niega a reconocer que su tiempo pasó, que muestra una excepcional incapacidad de adaptación a los tiempos que corren. Un megadinosaurio que se muere... pero que muere matando a todo el que se cruza en su camino. Primero a sus propios clientes (sin importar que fueran ancianas o niñas de 12 años), y ahora a quien más ha difundido sus contenidos de manera ilegal. Espera un momento, ¿he dicho ilegal?... En fin, parece que ni yo mismo estoy a salvo de sus campañas de adoctrinamiento, esas que repiten tanto una mentira, que acaba siendo aceptada como verdad.

No hace falta ser un experto en derecho (yo de hecho soy bastante ignorante del tema) para darse cuenta que la legislación tiene 2 pilares básicos:

  1. Intervención mínima: no se hacen leyes nada más que cuando es estrictamente necesario. 
  2. Se regula la excepción, aquello que es unánimemente condenado por el grueso de la sociedad, por el ciudadano de a pie. 
Con estas premisas en mente, uno se pregunta: ¿son las descargas de contenido audiovisual unánimemente condenadas por la sociedad o por el contrario son percibidas como algo bueno? ¿Es necesaria su regulación o prohibición?

Las primeras regulaciones al respecto (las leyes de copyright), se introdujeron para restringir el derecho de copia no a los usuarios, sino a los editores. Recién estrenada la imprenta, y dado el elevado coste de preparar las planchas para hacer una tirada de un libro, esta regulación permitía al editor obtener derechos en exclusiva de una obra, de modo que así podía amortizar el gasto de publicarla. De este modo, los editores publicaban más libros y el beneficiado en última instancia era el ciudadano de a pie. Estas regulaciones, hasta ahora, no fueron nunca contra el ciudadano que aquí en España tiene el derecho de copia privada recogido en la LPI, y por eso nadie ha ido a la cárcel por copiar obras audiovisuales sin ánimo de lucro. Copiar estas obras no sólo es legal, sino que además es bueno.

Si copiar contenido audiovisual es legal y bueno, ¿por qué tanto esfuerzo por adoctrinar y legislar? Porque amigos míos, la copia indiscriminada por Internet favorece a la mayoría, pero perjudica a unos pocos, y esos pocos tienen mucho poder y mucha pasta. Utilizan sus recursos (y muchas veces también los tuyos) para darle la vuelta a la tortilla, adoctrinando y legislando en su favor en lugar de en favor de la sociedad. Tal es el poder y la presión que ejercen que si bajas la guardia, con facilidad pueden engañarte y hacerte creer sus mentiras.

Muchos cargos se imputan a Megaupload, cosas como crimen organizado, blanqueo de dinero, etc. pero no es ningún secreto que el verdadero motivo que ha llevado a su cierre es su implicación en las llamadas “redes de descargas ilegales”. Las empresas distribuidoras de contenidos afirman sin pudor que Megaupload les hacía perder 500 millones de dólares. Me encantará ver en sus datos de ventas de aquí a unos meses cómo se refleja este dato en un gigantesco aumento de ganancias.

Curiosamente, ha sido el FBI el que ha propiciado el cierre de Megaupload. Será que no tenían nada mejor que hacer, como por ejemplo encerrar a todos los estafadores de Wall Street, que entre 2001 y 2008 especularon y crearon la mayor burbuja financiera de la historia. Una burbuja que desembocó en una crisis en la que seguimos 3 años después y cuya recuperación se prevé que va para largo. En el documental Inside Job, cuentan con infinidad de entrevistas y datos rigurosos, cómo se fraguó esta crisis, y cómo en estos años muchos de los responsables de la misma ganaron cientos de millones de dólares, aún a sabiendas de la inevitable crisis que estaban desencadenando. Sorprende (entre muchas otras cosas) que ya en 2004 el FBI detectó esta estafa a nivel global y avisó de sus posibles consecuencias. Han pasado casi 8 años y ninguno de los responsables ha sido encarcelado o ha devuelto un céntimo de lo que se llevó. Es más, muchos de los que llevaron a su banco o aseguradora al nivel de quiebra, fueron despedidos cobrando indemnizaciones de más de 100 millones de dólares. Otros conservaron sus puestos o recibieron otros similares, algunos incluso en la administración Obama. La mayoría de estos elementos han sido relacionados con el uso de prostitución o el consumo de drogas, ¿a qué esperas FBI? Cierras Megaupload de la noche a la mañana, pero a estos elementos les dejamos campar a sus anchas, arruinando al mundo entero.

El documental Inside Job (de 2010), que os acabo de comentar, por desgracia es difícil de encontrar en Españistán, incluso en tiendas online grandes como DVDGo. Si queréis verlo (lo cuál recomiendo encarecidamente) podéis descargarlo de Meg... Ops, pues va a ser que no, os quedáis sin verlo. Bueno, no hay que preocuparse, al fin y al cabo podéis ver Gran Hermano 12+1, que justo se estrenó a la vez que cerraba Megaupload. ¿Casualidad? ¿Es este el fin del mundo que profetizaban los Mayas? Todo puede ser.

jueves, 12 de enero de 2012

Decadencia


Toda nuestra ciencia, comparada con la
realidad, es primitiva e infantil... y sin
embargo es lo más preciado que tenemos.

Albert Einstein.

En su libro El mundo y sus demonios, Carl Sagan en otro de sus loables intentos por popularizar la ciencia, habla de su vital importancia en el devenir del mundo. En el libro, Sagan se lamenta también del profundo analfabetismo y desinterés científico que nos envuelve cada vez más. Describe la falta de escepticismo y curiosidad por saber cómo funcionan las cosas, y cómo estos ingredientes nos llevan a la ignorancia, a la vuelta al misticismo, la superstición y la magia. En un mundo en el que los avances científicos en medicina y otras áreas han permitido curar infinidad de enfermedades antes mortales y prolongar la esperanza de vida cada vez más, la sociedad se da la vuelta en un sorprendente espaldarazo a la razón.

Hace poco he podido celebrar dos noticias que utilizando el escepticismo y la razón de los críticos, han echado por tierra dos de los timos más ampliamente extendidos. El primero de ellos, las pulseras mágicas (esas que exhibía nuestra ex ministra de sanidad), y el segundo, la homeopatía. Por fin un estudio del Ministerio de Sanidad concluye con que la medicina homeopática no tiene efecto mayor al de un placebo. Soy consciente de que a pesar de leer esto, los partidarios del uso de la medicina homeopática muy probablemente seguirán recomendando su uso, pero esto al menos cerrará a estas prácticas la entrada en la Seguridad Social (o al menos eso espero).



Para mi desgracia, la alegría duró poco. Más recientemente aún he podido leer la confirmación de que la ciencia tiene un aspecto secundario no sólo en España (con el recientemente anunciado recorte de 600 millones de euros en ciencia y tecnología, sino de manera global, como se puede ver en EE.UU. que no contento con desmantelar en 1995 el único organismo encargado de asesorar a la Casa Blanca en ciencia y tecnología (la ejemplar Oficina de Asesoramiento Tecnológico u OTA) muestra un completo desinterés político por los temas científicos, causado tal vez por la incomodidad que a menudo estos plantean (como por ejemplo con el problema del cambio climático).

Tal vez muchos no lo vean así, pero sin duda la labor científica es necesaria. Es cierto que la ciencia no es perfecta, que tiene sus límites y que los científicos no están exentos de la falibilidad humana. Pero aún así la disciplina científica en su constante aliento por desafiar, contrastar, revisar, divulgar y mejorar sus métodos y hallazgos es lo único que nos ha permitido abandonar las cavernas y la vida nómada, con hambrunas constantes y noches en vela por miedo al depredador y a que no vuelva a salir el sol. La ciencia nos ha permitido prolongar la esperanza de vida hasta límites insospechados, reducir drásticamente la mortalidad infantil y aprovechar con la mayor eficiencia posible los limitados recursos que la naturaleza ofrece a una población cada vez más y más creciente. El pensamiento científico y escéptico nos protege de estafadores y charlatanes. La ciencia es luz en la oscuridad. Una luz que nos permite contemplar y comprender lo que antes era invisible y mágico. Una luz que revela nuevos caminos y nos muestra las maravillas y secretos que con tanto celo guarda la naturaleza.

Si damos la espalda a la ciencia volveremos a oscuridad, tal y como ocurrió en la Edad Media, en la que la Iglesia monopolizó y guardó celosamente todo el conocimiento generado por las culturas griega y romana. Una oscuridad que relegó al olvido todo lo conseguido por la medicina hipocrática, impidiendo su avance con prohibiciones como por ejemplo la realización de autopsias, y relegando la curación de enfermedades al uso de rezos y cataplasmas. Sin la ciencia y el escepticismo como armas, estamos indefensos no sólo ante chamanes, astrólogos, exorcistas, mediums, telépatas y tantos otros "hechiceros", sino también ante curanderos, homeópatas, pulseras mágicas, campañas anti vacunación, productos de teletienda y tantos otros "remedios milagrosos" a menudo incluso disfrazados de pseudociencias.

¿Te gusta usar tu ordenador y tu teléfono móvil, iluminar tu casa por las noches y tener agua caliente? ¿Vas al médico a que te recete antibióticos para combatir la fiebre y pasas por el quirófano para curar una apendicitis? ¿Te alegras de tener una familia en la que has conocido a tus abuelos y no hay ningún caso (o casi ningún caso) de muerte infantil? Si asientes ante algunas de estas cosas, no des la espalda a la ciencia y a su brazo tecnológico. Intenta pensar de manera escéptica, sobretodo con las prácticas mágicas y remedios milagrosos, esos que jamás han logrado probar que funcionan, pero que le sirvieron "al amigo del cuñado de tu vecino". Alimenta tu curiosidad por saber cómo funcionan las cosas. Protesta contra los recortes masivos en algo que es tan fundamental para el devenir de la humanidad. Preocúpate de darle una educación científica a tus hijos. Comunica tu escepticismo a los crédulos. No te dejes amedrentar por los que se burlen de ti y te llamen cosas como aburrido, estrecho de mente, reduccionista, etc. Al que te llame escéptico o incrédulo, dale las gracias por el elogio.

Y sobretodo, no tomes como verdad infalible todo lo que está escrito en esta entrada (y por extensión en este blog, en todo Internet y en cualquier libro o discurso). Si algo no te convence, razona todos los argumentos expuestos, reúne, contrasta y verifica todas las pruebas que puedas encontrar a favor y en contra de cada uno de esos argumentos y finalmente, si obtienes argumentos sólidos, refuta todo lo que esos argumentos te permitan. Porque así lo alienta el método científico.

martes, 20 de diciembre de 2011

El Ayto de Madrid multará con 750€ a quien busque comida en la basura

Así de bien suena la futura normativa. Si alguien tenía dificultades para comprar comida en los establecimientos, en breve esperar el contenedor a la salida del mismo le puede costar caro.

Manda huevos que hoy día, con casi 5 millones de parados y un 19.6% de pobreza, se piense que la gente va a la salida de los supermercados por hobby. ¿No era la necesidad la que guiaba a miles de españoles con sus cartillas de racionamiento a la comisaría de abastos en la posguerra? Claro, que la alternativa es la mendicidad, es decir, hacer público tu mala situación. Mucho mejor que acudir de forma anónima a aprovechar lo que otros no van a usar. Mucho mejor que se pudra en los vertederos y se acumulen los desechos mientras otros mueren de hambre. Mucho mejor que la gente vaya allí a por comida. Mucho mejor esta cultura de tirar y tirar.

Para finalizar esta entrada dejo un enlace al movimiento Dumpster Diving (buceando en el contenedor), cuyo fin es aprovechar comida no por necesidad, sino por conciencia.

Extra: imagenes pornográficas.


jueves, 8 de diciembre de 2011

La Libertad. Ese mito.

El hombre, su progreso y sus implicaciones. Desde siempre, y más desde que tuve que leerme partes del libro El ídolo de Silicio , me ha llamado la atención bastante este tema. Hasta el punto, de volverme el gilipollas que conocéis.

Hace tiempo que me asaltan muchísimas dudas, cada vez de forma más y más aguda. Una pequeña muestra es:

  • ¿Qué es la libertad?
Ya sabéis que yo creo que no somos libres (en el sentido más extenso de la palabra). Y no somos libres porque no comemos cuando queremos (sino cuando dice el reloj), no follamos cuando queremos (los animales deberíamos follar para procrear, pero nosotros somos más chulos que nadie y tenemos que hacerlo al menos 50 veces a la semana, porque sino tenemos una vida sexual poco activa), no dormimos cuando queremos (supongo que esta no necesita explicación), y así con todo lo que creemos que es lo único que verdaderamente controlamos.
  • ¿Tiene sentido a día de hoy ser libres?
¿Tiene sentido poder comer cuando quieras, cagar donde te apetezca o cubrir a una hembra cuando está en celo? Sinceramente os digo que creo que a estas alturas de la película NO.
Y la que para mi es la más complicada y la que más dolores de cabeza me da:
  • ¿Es posible progresar sin perder libertad?
Yo siempre que le hecho un rato llego a la conclusión de que no. Que la pérdida de libertad es inherente al progreso humano. A mi modo de ver es imposible progresar sin que el yugo pese cada vez más.


He aquí un pequeño muestrario de inventos que a mi modo de ver (muchas de estas ideas obviamente no son mías, sino asimiladas de otra gente...):

  • La rueda nos permitió mover cosas (y movernos más rápido). Pero a nadie se le escapa que desde entonces moverse es una obligación.
  • El fuego (aunque no fuese un invento en sí mismo). Nos ofreció luz, calor, protección, etc... Pero también nos fue obligando (para algunos seguro que fue ganar en libertad, pero yo creo que al contrario) a ampliar nuestra actividad más allá de las horas de luz...
  • El reloj. Nos permitió conocer de forma precisa en qué momento del día, mes, año, historia... etc. nos encontramos. Pero desde luego nos volvió unos esclavos. Todos estamos sometidos a la dictadura del reloj. No comemos cuando tenemos hambre, sino de 2 a 3. No trabajamos cuando hace falta, sino de 8 a 17. No dormimos lo que nos hace falta, sino 8 horas, etc...
  • El jabón. Es obvio que la limpieza trajo salud, pero a día de hoy estamos subyugados por la higiene, hasta tal punto que cada vez más y más niños nacen con alergias (yo creo que la sobrelimpieza es tan perjudicial como la contaminación).
  • El trabajo remunerado. Mucho más cómodo que buscarse la vida cazando, ya que te dan los medios necesarios para poder subsistir (aunque a día de hoy mucha gente con sus salarios no llegue...). Pero cuando éramos cazadores/recolectores, hacíamos lo que nos daba la gana. Cazábamos y recolectábamos cuando era necesario y no andábamos perdiendo el tiempo cuando no lo era (quién no haya echado horas inútilmente en su puesto de trabajo únicamente para fichar las que tiene estipuladas que tire la primera piedra).
  • Voy a decir más. Una de las primeras formas de trabajo remunerado “masivo”, similar al que ahora conocemos, fue las masas de obreros surgidas de la 1ª revolución industrial. Fue en esas condiciones de hacinamiento, cuando la higiene se hizo muchísimo más necesaria de lo que lo era....
  • Ordenadores. Cuando pienso en la palabra ordenador, se me viene otra a la mente: “progreso”. Parece indiscutible que el ordenador ha sido el súmmum del progreso humano. Algo únicamente comparable a la invención de la rueda o el control del fuego, pero probablemente elevado a la enésima potencia. Parece mentira que desde que en apenas 150 años, desde que Charles Babage ideó una de las primeras máquinas capaces de realizar cálculos hayamos cambiado todo de manera tan rápida, sencilla y despiadada. Pero de nuevo un gran progreso trae consigo una gran cadena. Y de la misma forma y manera que el progreso que ha traído ha sido incalculable. La condena está siendo aún mayor.

Lo más curioso de todo es la suma de contradiciones en las que como seres humanos y librepensadores nos vamos metiendo sin que nadie nos lo pida:
  • Nos quejamos del Gran Hermano que todo lo controla, pero curramos en empresas que diseñan cámaras de visión nocturna.
  • Nos quejamos de que Facebook utiliza nuestros datos. Pero diseñamos algoritmos súperoptimizados de minado de datos.
  • Nos banagloriamos de ser pacifistas, neohippies, o perroflautas pero curramos para empresas que venden productos a empresas de “defensa”.
  • Nos quejamos de que en España no hay trabajo, pero bien que compramos productos chinos a mitad de precio.
  • Nos quejamos de que cierran las tiendas de barrio, pero bien que vamos a comprar a Carrefour.

De hecho se produce otra paradoja muy curiosa: el hombre genera un progreso que siempre termina siendo opresor. Disfruta de él durante un tiempo, y luego mediante él intenta volver al estado liberal anterior. Pero eso es imposible, ya se ha dado el paso.

¿Ejemplos concretos? El 15M. Sí ese tema recurrente. ¿Acaso muchos de los que forman/formaron el movimiento no desarrollaron las herramientas de control contra las que luchan? Facebook o Apple lo desarrollaron gentes indignadas para ofrecer libertad a los demás, y resulta que lo que han hecho es oprimirlos aún más...

Estoy seguro de que más de uno del 15-M, trabaja/aba para las fuerzas de opresión que tanto contestan/aban. Es muy fácil meterse contra las grandes multinacionales en Sol y luego en tu oficina desarrollarles un software que hace que optimicen sus beneficios un 15%. Es muy fácil meterse contra los ejércitos en Sol, y luego trabajar en una empresa que vende tornillos a fabricantes de carros de combate.

En definitiva. Es muy fácil echarle la culpa a los demás.

-----------------------------------------------------------------------------

En teoría esto iba a ser una respuesta a la entrada “El gran hermano te observa”, pero al hacerse tan extensa he preferido publicarla como nueva entrada.

Amigo Doragasu, ¿el Facebook salta? ¿Te muerde los huevecillos?

Básicamente estoy de acuerdo en todo lo que cuenta Doragasu. Pero quiero hacer notar que la gente tiene mucha culpa. Primero porque le importa una mierda todo el tema de las libertades, y segundo porque somos nosotros mismos los que hacemos todas esas cosas que no nos gustan (me refiero a que aún no he conocido a nadie que haya renunciado a hacer un trabajo que le haya parecido inmoral...).

Ahí queda eso.