Aquí me tenéis de nuevo, con una entrega más de mi cruzada contra la invasión de la privacidad, con otro capítulo contra las redes sociales, centrado principalmente en esa gigantesca aspiradora de datos que es Facebook. Vamos a ver directamente por qué esta red es peligrosa, entendiendo primero cómo funciona.
¿Cómo funciona Facebook?
No es ningún secreto que la fuente principal de ingresos de Facebook es la publicidad. Sin embargo, lo que muchos no saben es por qué esta publicidad les da tanta pasta. ¿Cuál es el secreto que hace que Facebook tenga un valor de 100.000 millones de dólares? El secreto está en que Facebook está capacitado para ofrecerte sólo los anuncios que potencialmente puedan interesarte, de un modo similar a lo que ya hace Google desde hace mucho con su Ad Sense, pero de un modo aún mucho más personalizado. De hecho la mayoría de lo que aquí se expone puede aplicarse también a Google, pero salvo que estés en Google+, Facebook tiene información aún mucho más personal, detallada y ordenada.
Si decides anunciarte en Facebook, puedes elegir que tu anuncio llegue de manera indiscriminada por ejemplo a determinados paises, afinar más y que llegue únicamente a una provincia concreta, o afinar más todavía y que llegue a las mujeres solteras de entre 25 y 35 años a las que les guste la música chill-out y la cerveza de importación, y que vivan en un radio de 1 km de determinado local. Y este ejemplo os aseguro que no es ninguna exageración, incluso se puede hilar más fino, incluyendo filtros como la creencia religiosa y las preferencias sexuales. Facebook cobrará más al anunciante por cada clic en su publicidad cuanto más específico y minoritario sea su público objetivo, pero aún así al anunciante generalmente le sale a cuenta, porque la publicidad llega de manera específica al nicho de mercado que puede estar interesado en ella. De este modo, por ejemplo si eres homosexual, para Facebook eres más valioso que si eres heterosexual. Algunos tal vez os preguntéis al leer esto: ¿Y cómo es posible que puedan apuntar la publicidad de un modo tan preciso? Porque el verdadero secreto de su éxito está en lo que Facebook sabe de ti, que no es poco precisamente.
Lo que Facebook sabe de ti
Pues lo cierto es que sabe mucho más de lo que seguramente la mayoría de usuarios imagina. Resumiendo, Facebook conoce:
- Lo que tú le cuentas al hacerte tu cuenta: nombre y apellidos, sexo, dirección, etc.
- Lo que tú le cuentas a diario: quiénes son tus familiares, quienes son tus amigos, quienes lo son “en el mundo real” (es decir, con quién quedas regularmente y etiquetas en las fotos que subes), tu estado civil, cuando dónde y con quién pasas tus vacaciones, dónde, con quién y en qué trabajas, tus gustos y aficiones (manifestados a menudo a través del inocente botón “Me gusta”), una idea aproximada de tu poder adquisitivo, etc.
- Lo que tú probablemente no le cuentas por ser información a menudo muy personal, pero que puede inferir con prácticas dignas de ser consideradas como espionaje: tus creencias religiosas, tu afiliación política, tu orientación sexual, etc. Incluso cosas como diversos trastornos psicológicos pueden ser fácilmente inferidos por Facebook con los datos de que dispone. El modo más común de obtener este tipo de información, además de cuando haces clic en el citado botón “Me gusta”, es espiarte mientras navegas. Incluso aunque cierres tu sesión en Facebook, si entras en cualquier web que tiene cualquiera de sus plugins, Facebook ya te está “viendo”, aun cuando no toques nada. Varias veces han negado que esto sea así, desactivando esta característica para volverla a activar tiempo después en una especie de juego del ratón y el gato. Desde que han introducido el reconocimiento facial (como siempre, activado por defecto), también pueden saber dónde, cuándo y con quién has estado cada vez que alguien sube una foto en la que apareces, sin necesidad de que te etiqueten de manera explícita, y sin que puedas hacer nada. Y lo cierto es que hay una tendencia cada vez mayor a que las aplicaciones recojan cada vez más datos y sin preguntar.
Y todo esto, (que en muchos casos fácilmente
puede completar un dossier de más de 1000 páginas) lo sabe de sus 800 millones de usuarios, y lo mantiene bien guardado en su base de datos incluso aunque intentes borrarlo y cerrar tu cuenta. Es más, incluso
recopilan datos de navegación de los que no son usuarios de esta red social. Si no te recorre un escalofrío la espalda al leer esto, tal vez no hayas comprendido su magnitud. Aunque a lo mejor no hay de qué alarmarse, al fin y al cabo Facebook no hace pública esta información ni siquiera a sus verdaderos clientes (los anunciantes), ¿verdad?
Lo que Facebook cuenta sobre ti
De toda esta vasta cantidad de información, lo que Facebook va contando sobre ti, podría resumirse en varios grupos, siendo obvios el primero, y los otros puede que no tanto:
- Lo que compartes en tu perfil.
- Lo que Facebook decide mostrar cada vez que implementa alguna nueva característica y la habilita por defecto (como el citado reconocimiento facial o cuando decidió compartir las listas de amigos de todos sus usuarios).
- Lo que Facebook filtra debido a errores, que a veces no queda muy claro hasta qué punto son o no intencionados. Un ejemplo bastante grave de este grupo es aquél caso en el que se descubrió que Facebook filtraba a aplicaciones tan conocidas como Farmville el ID único de usuario. Este ID permite identificar a cada usuario de manera unívoca, incluyendo nombre y apellidos, y por si esto no fuera poco, se descubrió que varios desarrolladores de aplicaciones implicados, estaban vendiendo los datos (tus datos) a terceros.
- Lo que los hackers consiguen obtener cada vez que descubren una nueva vulnerabilidad en esta red social. Un ejemplo representativo es cuando un hacker logró descargar (y publicó) fotos del perfil privado del propio Mark Zuckerberg.
- Lo que Facebook le ofrece a los anunciantes y desarrolladores de aplicaciones. Este punto es tal vez el más oscuro, y es por tanto en el que me centraré a continuación.
Lo cierto es que Facebook en principio no da a los anunciantes y desarrolladores de aplicaciones los datos de sus usuarios con nombres y apellidos de manera directa. No porque no pueda, sino porque sería estúpido por su parte hacerlo. Al fin y al cabo, de esos datos obtiene sus beneficios, por lo que ofrecerlos podría acabar con su negocio. Un anunciante puede obtener un conjunto de datos acerca de ti, como los referentes a los ejemplos de publicidad dirigida que cité antes, pero esos datos serán anónimos, sin nombres y apellidos. Igualmente las aplicaciones pueden acceder a tus datos, pero en principio lo que obtengan será anónimo. Menudo alivio, ¿verdad? Si mi nombre nunca llega a las manos de anunciantes y desarrolladores, no hay de qué preocuparse... ¿o sí?
Pues lo cierto es que si tienes un secreto (aunque no lo hayas compartido a sabiendas con Facebook) mejor que te vayas preocupando. En primer lugar por lo que he comentado antes acerca de los fallos y hackers que al final siempre acaban en filtraciones. Y en segundo lugar porque el hecho de que la publicidad en Facebook se pueda dirigir de un modo tan preciso, hace que los hackers y los fallos sean innecesarios para poder extraer valiosa información personal. En Facebook rara es la vez que encuentras un anuncio que te interesa por casualidad. Es fácil adivinar algunos gustos personales de cualquier usuario sólo con echar un vistazo rápido únicamente a los anuncios que aparecen mientras utiliza Facebook. Lo precisos que puedan ser estos anuncios dirigidos, puede darte una idea de hasta qué punto Facebook “te conoce”. Por ejemplo, ¿A tu amigo metalero no hacen más que aparecerle anuncios de OT? Pues ya conoces su oscuro secreto. ¿Tienes un compañero amanerado al que le has visto un anuncio de un local gay de tu localidad? Puedes dar por confirmada su orientación sexual.
Ni siquiera hace falta que nadie vea los anuncios para sacar la información. Si te conectas a Facebook usando un servidor proxy (por ejemplo en tu trabajo, en un cyber, etc.), es probable que esta información (y junto con muchas otras cosas más) pueda ser puesta a disposición de terceros, y tal vez incluso ser utilizada en tu contra (por ejemplo para justificar un despido). Una persona mal intencionada también tiene otros modos de sacar esta información, por ejemplo examinando la cache del navegador (si bien esto puede remediarse usando el modo “de incógnito ” de Google Chrome y otros).
La policía también puede tener acceso a una parte importante de los datos de tu perfil. O en el más grave de los casos, que ya se está empezando a dar (al margen de su legalidad),
un entrevistador puede pedirte tu contraseña de Facebook para echar un vistazo a tu perfil durante una entrevista de trabajo.
Algunas recomendaciones
En resumen, las redes sociales pueden ser muy peligrosas, si es posible, lo mejor es no usarlas para asuntos personales. Pero si aun con todo esto, estás decidido a usarlas para estos temas, si quieres un mínimo de seguridad, puedes seguir unas recomendaciones (que se pueden aplicar en general a cualquier servicio en la nube):
- Asume que cualquier cosa que la red social sepa sobre ti puede ser potencialmente vista por cualquiera (por muy bien que configures la privacidad): familiares, amigos, vecinos, jefes, hackers, ladrones, secuestradores...
- Asume que la red social no sólo conoce lo que tú le cuentas. Adivinará cosas sobre ti que no le has contado, a veces con una temible precisión.
- Ten en cuenta que una vez que “se escapa la liebre, no hay manera de hacerla volver a la jaula”. Lo que Facebook sabe acerca de ti, lo sabe para siempre, incluso aunque intentes borrarlo. Si esa información se filtra, ya será tarde, el flujo de información una vez filtrada en Internet, no se puede detener.
- Utiliza las redes sociales en entornos seguros. No las uses en el trabajo ni en ordenadores públicos. Si tienes que hacerlo (e incluso aunque las uses en tu casa no está de más), utiliza siempre protocolos seguros (https en lugar de http) y el modo “de incógnito” del navegador, para que este no deje un rastro de lo que haces.
- Utiliza plugins para el navegador que bloqueen los scripts y las cookies de las redes sociales fuera de la propia red social.
- No uses aplicaciones (como por ejemplo juegos) de este tipo de redes. Todas son inseguras y generalmente se les deja acceder a buena parte de tu perfil.
- El uso de las redes sociales desde teléfonos móviles, a menudo permite que estas recojan aún más datos de ti, como por ejemplo tu ubicación. Si no quieres compartir estos datos, no uses redes sociales desde el móvil, o asegúrate de que estos datos no se comparten.
Y como ya he dicho alguna otra vez, valora tu privacidad. Hay quien dice que a día de hoy la
privacidad ya es una fantasía de ciencia ficción. Espero que no sea así, aunque cada vez hay más motivos para creerlo. En cualquier caso, mejor no hagáis clic en el botón de Facebook de esta entrada, no os vayan a anunciar antipsicóticos...