jueves, 8 de diciembre de 2011

La Libertad. Ese mito.

El hombre, su progreso y sus implicaciones. Desde siempre, y más desde que tuve que leerme partes del libro El ídolo de Silicio , me ha llamado la atención bastante este tema. Hasta el punto, de volverme el gilipollas que conocéis.

Hace tiempo que me asaltan muchísimas dudas, cada vez de forma más y más aguda. Una pequeña muestra es:

  • ¿Qué es la libertad?
Ya sabéis que yo creo que no somos libres (en el sentido más extenso de la palabra). Y no somos libres porque no comemos cuando queremos (sino cuando dice el reloj), no follamos cuando queremos (los animales deberíamos follar para procrear, pero nosotros somos más chulos que nadie y tenemos que hacerlo al menos 50 veces a la semana, porque sino tenemos una vida sexual poco activa), no dormimos cuando queremos (supongo que esta no necesita explicación), y así con todo lo que creemos que es lo único que verdaderamente controlamos.
  • ¿Tiene sentido a día de hoy ser libres?
¿Tiene sentido poder comer cuando quieras, cagar donde te apetezca o cubrir a una hembra cuando está en celo? Sinceramente os digo que creo que a estas alturas de la película NO.
Y la que para mi es la más complicada y la que más dolores de cabeza me da:
  • ¿Es posible progresar sin perder libertad?
Yo siempre que le hecho un rato llego a la conclusión de que no. Que la pérdida de libertad es inherente al progreso humano. A mi modo de ver es imposible progresar sin que el yugo pese cada vez más.


He aquí un pequeño muestrario de inventos que a mi modo de ver (muchas de estas ideas obviamente no son mías, sino asimiladas de otra gente...):

  • La rueda nos permitió mover cosas (y movernos más rápido). Pero a nadie se le escapa que desde entonces moverse es una obligación.
  • El fuego (aunque no fuese un invento en sí mismo). Nos ofreció luz, calor, protección, etc... Pero también nos fue obligando (para algunos seguro que fue ganar en libertad, pero yo creo que al contrario) a ampliar nuestra actividad más allá de las horas de luz...
  • El reloj. Nos permitió conocer de forma precisa en qué momento del día, mes, año, historia... etc. nos encontramos. Pero desde luego nos volvió unos esclavos. Todos estamos sometidos a la dictadura del reloj. No comemos cuando tenemos hambre, sino de 2 a 3. No trabajamos cuando hace falta, sino de 8 a 17. No dormimos lo que nos hace falta, sino 8 horas, etc...
  • El jabón. Es obvio que la limpieza trajo salud, pero a día de hoy estamos subyugados por la higiene, hasta tal punto que cada vez más y más niños nacen con alergias (yo creo que la sobrelimpieza es tan perjudicial como la contaminación).
  • El trabajo remunerado. Mucho más cómodo que buscarse la vida cazando, ya que te dan los medios necesarios para poder subsistir (aunque a día de hoy mucha gente con sus salarios no llegue...). Pero cuando éramos cazadores/recolectores, hacíamos lo que nos daba la gana. Cazábamos y recolectábamos cuando era necesario y no andábamos perdiendo el tiempo cuando no lo era (quién no haya echado horas inútilmente en su puesto de trabajo únicamente para fichar las que tiene estipuladas que tire la primera piedra).
  • Voy a decir más. Una de las primeras formas de trabajo remunerado “masivo”, similar al que ahora conocemos, fue las masas de obreros surgidas de la 1ª revolución industrial. Fue en esas condiciones de hacinamiento, cuando la higiene se hizo muchísimo más necesaria de lo que lo era....
  • Ordenadores. Cuando pienso en la palabra ordenador, se me viene otra a la mente: “progreso”. Parece indiscutible que el ordenador ha sido el súmmum del progreso humano. Algo únicamente comparable a la invención de la rueda o el control del fuego, pero probablemente elevado a la enésima potencia. Parece mentira que desde que en apenas 150 años, desde que Charles Babage ideó una de las primeras máquinas capaces de realizar cálculos hayamos cambiado todo de manera tan rápida, sencilla y despiadada. Pero de nuevo un gran progreso trae consigo una gran cadena. Y de la misma forma y manera que el progreso que ha traído ha sido incalculable. La condena está siendo aún mayor.

Lo más curioso de todo es la suma de contradiciones en las que como seres humanos y librepensadores nos vamos metiendo sin que nadie nos lo pida:
  • Nos quejamos del Gran Hermano que todo lo controla, pero curramos en empresas que diseñan cámaras de visión nocturna.
  • Nos quejamos de que Facebook utiliza nuestros datos. Pero diseñamos algoritmos súperoptimizados de minado de datos.
  • Nos banagloriamos de ser pacifistas, neohippies, o perroflautas pero curramos para empresas que venden productos a empresas de “defensa”.
  • Nos quejamos de que en España no hay trabajo, pero bien que compramos productos chinos a mitad de precio.
  • Nos quejamos de que cierran las tiendas de barrio, pero bien que vamos a comprar a Carrefour.

De hecho se produce otra paradoja muy curiosa: el hombre genera un progreso que siempre termina siendo opresor. Disfruta de él durante un tiempo, y luego mediante él intenta volver al estado liberal anterior. Pero eso es imposible, ya se ha dado el paso.

¿Ejemplos concretos? El 15M. Sí ese tema recurrente. ¿Acaso muchos de los que forman/formaron el movimiento no desarrollaron las herramientas de control contra las que luchan? Facebook o Apple lo desarrollaron gentes indignadas para ofrecer libertad a los demás, y resulta que lo que han hecho es oprimirlos aún más...

Estoy seguro de que más de uno del 15-M, trabaja/aba para las fuerzas de opresión que tanto contestan/aban. Es muy fácil meterse contra las grandes multinacionales en Sol y luego en tu oficina desarrollarles un software que hace que optimicen sus beneficios un 15%. Es muy fácil meterse contra los ejércitos en Sol, y luego trabajar en una empresa que vende tornillos a fabricantes de carros de combate.

En definitiva. Es muy fácil echarle la culpa a los demás.

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En teoría esto iba a ser una respuesta a la entrada “El gran hermano te observa”, pero al hacerse tan extensa he preferido publicarla como nueva entrada.

Amigo Doragasu, ¿el Facebook salta? ¿Te muerde los huevecillos?

Básicamente estoy de acuerdo en todo lo que cuenta Doragasu. Pero quiero hacer notar que la gente tiene mucha culpa. Primero porque le importa una mierda todo el tema de las libertades, y segundo porque somos nosotros mismos los que hacemos todas esas cosas que no nos gustan (me refiero a que aún no he conocido a nadie que haya renunciado a hacer un trabajo que le haya parecido inmoral...).

Ahí queda eso.

2 comentarios:

  1. Si he entendido bien tu entrada (estoy con un gripazo del 15 y a lo mejor no me entero bien), quieres decir que en general el progreso y la tecnología nos esclavizan, pero principalmente por nuestra culpa, que tenemos, en el caso más general, una escala de valores en la que la libertad queda por debajo del "iPhone 4S". Si es así, totalmente de acuerdo contigo.

    Eso sí, admito que yo tampoco soy perfecto ni tengo los cojones de supeditar todas mis acciones a lo que pienso que es lo correcto. Por ejemplo, tal vez podría rechazar un curro como fabricante de armas (a pesar de que la parte de ingeniería tiene que ser un pasote, habría que ver si podría luego dormir por la noche), sin embargo puedo justificar al que diseña una cámara infraroja (que puede usarse para proteger tu jardín sin enfocar al exterior de tu casa) e incluso al que trabaja en una consultora y entre proyecto y proyecto le toca diseñar un algoritmo de minería de datos, ya que si por no hacer un trabajito pequeño de vez en cuando que vaya contra tus ideas, tienes que dejar de comer... No todos tenemos las pelotas de Richard Stallman, que renunció a su plaza de investigador en el MIT porque era incompatible con programar y usar software libre.

    El principal problema en estos casos es que comer es un poderoso aliciente para hacer algo que vaya contra tus principios.

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  2. Libertad? 15M? Higiene? Creo que en esta entrada falta hablar de Steve Jobs!

    En serio, un texto para terminar de entender (desamprender o liar aún más las cosas) es el mito de la caverna, de Platón sobre la verdad y la libertad (entre otros pensamientos platónicos).

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