miércoles, 19 de octubre de 2011

Hola, me llamo Jesús y soy un asesino

Sí, un asesino, un fracasado escolar, un violento y un yonki de los videojuegos. Ha habido ocasiones en las que me he llegado a autoengañar, pensando que soy un tipo normal, pero por suerte estoy aceptando la realidad, el primer paso para mi posible rehabilitación.

Llevo jugando a videojuegos violentos casi desde que tengo uso de razón. Les he dedicado infinidad de horas, montones de tardes masacrando a millones de zombis, demonios y alienígenas o dándome de tortas virtuales con mis amigos. Sin duda no hace falta saber nada más acerca de mí, este hecho me convierte indefectiblemente en violento, fracasado escolar, asesino en serie y ahora de manera cuasi-oficial también en drogadicto. Poco importa que sea padre, ingeniero, que tenga un empleo, que siga estudiando para sacarme el doctorado y que nunca me haya metido en peleas, sin duda mis logros deben de ser espejismos, alucinaciones febriles producidas por mi asquerosa enfermedad.

La primera vez que me llegué a creer que soy un tipo normal fue en aquélla ocasión en que en este bendito país se dio el paso de declarar al videojuego como industria cultural. ¡Cultura! ¡No pueden ser tan malos estos videojuegos! ¡Al menos no peor que el cine o la televisión! Suerte que ahora el PSOE me devuelve a la realidad, siendo la única mención a los videojuegos en su programa electoral, la intención de incluirlos en el Plan nacional sobre drogas. Gracias a Rubalcaba y sus compañeros, tal vez podré recibir la ayuda que sin duda necesito.

Admito que a veces no entiendo muy bien estas medidas. Desde la distorsionada realidad que me brinda mi adicción, me parece que los únicos casos registrados en los que la adicción al videojuego ha alcanzado cotas realmente dañinas e incluso mortales, quedan bien lejos de nuestro país (como por ejemplo aquél caso en Korea de un tipo que murió por no dejar de jugar ni siquiera para atender a sus necesidades básicas). Además estos casos siempre que han aparecido han estado ligados a otros trastornos emocionales (pérdida de empleo, ruptura con una pareja, etc.) y estadísticamente hablando son tan raros entre los millones y millones de jugadores, que la inclusión de medidas específicas en el Plan nacional sobre drogas parece un despilfarro inútil de recursos. Ya sabemos que seguro que me equivoco a causa del engaño que mi enfermedad produce en mi mente, pero ¿de verdad alguien conoce algún caso de adicción a los videojuegos que antaño no hubiesen podido curar nuestros padres y abuelos con “un buen par de hostias bien dadas”? ¿Hay algún caso de adicción a los videojuegos en el que se haya registrado por ejemplo un síndrome de abstinencia?

A veces pienso (erróneamente seguro) que todo este circo contra los videojuegos no es más que la necesidad de culpar a otro de nuestros fracasos para sentirnos mejor, y que los videojuegos están pasando a ocupar la posición de chivo expiatorio que antes ocupaba la tele casi en exclusiva. ¿Que mi niño (que seguro es un genio y le obligo a estudiar muchísimo) saca malas notas? - Sin duda es culpa de Mario Bros. ¿Que mi querubín de 13 años se mete en una pelea? - Pues ahora que lo dices, ayer estaba jugando a Mortal Kombat. ¿Que mi vecino se va de putas? - El otro día en su casa vi una Playstation y un GTA.

Es curioso ver cómo en países sin duda menos desarrollados que nuestra bendita España, como EEUU, Francia o Canadá, sus gobiernos, esclavos capitalistas del vil metal, no han demonizado al videojuego tanto como deberían. Además, los muy insensatos, se atreven a dar jugosas subvenciones al desarrollo de los mismos, sólo con el fin de atraer a esta lucrativa industria (que ya ha superado en ingresos al cine y la música) y ganar dinero cual camellos aún a causa de los pobres adictos que están creando. De hecho me consta que efectivamente estas medidas han sido efectivas y por ejemplo nuestros vecinos franceses cuentan con empresas de desarrollo de videojuegos punteras que generan miles y miles de adictos y millones de beneficios. Me dan asco. Suerte que aquí tenemos a la siempre fuerte industria del ladrillo y no necesitamos del sucio dinero de los videojuegos. Y tanto dinero tenemos que hasta podemos despilfarrarlo en subvenciones millonarias a otras industrias culturales que no sean dañinas, aunque no reporten beneficios, como por ejemplo el cine.

Resulta chocante también ver datos como por ejemplo que Japón, el país más puntero en el desarrollo y consumo de videojuegos casi desde la existencia de estos (si bien últimamente no está en su mejor momento), y padre también de otras abyectas formas de perversión, como el anime y el manga (dibujos animados y comic con caracter a menudo violento y/o sexual), tiene uno de los menores índices de criminalidad del mundo. Parece que las relaciones causa-efecto y las voces tremendistas aquí vuelven a fallar.

En resumen, quiero dar gracias a Rubalcaba, por hacerme ver de nuevo la verdad con más fuerza: que soy una piltrafa humana por el hecho de jugar a videojuegos. Gracias por tener en cuenta a los perversos videojuegos sólo para demonizarlos. Gracias por no tenerlos en cuenta para posibles subvenciones que puedan hacer resurgir una lucrativa (pero inmoral) industria antaño fulgurante en este país (en los años 80 y principios de los 90, la conocida como “Edad de oro del software español”). Gracias por tener los cojones de proponer el desvío de recursos para “curar” trastornos que ateniéndonos a las cifras no son más que una serie de casos aislados que seguramente puedan explicarse por otras razones más acertadas (abandono de los padres a sus hijos, crisis personales producidas por diversos motivos como el desempleo, rupturas, etc...). Gracias por tratar de ganar votos promoviendo absurdas medidas de populismo barato en lugar de intentar ver la parte positiva de la industria.

Por último, gracias por intentar hacer de este deshecho humano que suscribe, una persona digna.


5 comentarios:

  1. La verdad que es un tema delicado. Vete tú a convencer a una persona de más de 50 años de que el asesino de la katana no mató a su familia por jugar al Final Fantasy VIII sino porque estaba como una regadera.
    Lo que pasa con las noticias mediáticas es precisamente eso, que en lugar de demostrar por reducción al absurdo, se demuestra por "aumentación" al absurdo.
    Es como si dijésemos que si trabajas en Francia es muy fácil que te acabes suicidando (debido a la ola de suicidios de empleados de France Télécom).

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  2. Estuve a punto de mencionar en el artículo lo del asesino de la katana, pero no lo puse porque suficientemente largo me ha quedado ya, y esto necesitaría de otra entrada aparte para tratarlo convenientemente.

    Puede que a esa persona de más de 50 años no la logre convencer, pero eso no implica que no tenga razón.

    Ese macabro tema fue otro ejemplo más del maravilloso periodismo que inunda los titulares de amarillismo sensacionalista con el único objetivo de crear revuelo para vender.

    Todos vimos la foto-comparación del tipo con Squall (el personaje de FF al que supuestamente imitaba), pero a nadie le interesó explicar que el tipo era un psicópata de libro, que después de los terribles asesinatos se fue como si nada con sus amigos y que cuando fue detenido estaba tan tranquilo. Un tipo que podría ser protagonista de Dexter si no fuera porque Dexter es ficción y el padre de este tío no era un ex policía que le entrenase para asesinar a delincuentes.

    ¿Fue esa personalidad de psicópata forjada por algunos meses de juego a FFVIII? Parece claro que no, y si el tipo no hubiese jugado al juego, seguramente la habría liado igual después de ver la trilogía de El Señor de los Anillos o de leerse la última novela de Ken Follet. O simplemente porque un día sin más pensaría que su padre le mira mal o su novia le pone los cuernos.

    Una tragedia sin duda. Y un chivo expiatorio al que es fácil apuntar con el dedo, también sin duda.

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  3. No les des motivos a los de Antena 3 a meterse con los videojuegos, porque cada vez que pasa algo los ponen a caer de un burro.
    Cuando el negocio de los videojuegos sirva para limpiar dinero negro, ya se interesarán por ellos. Las cosas en Españistán son así.
    Y no recordemos lo fácil que es asustar a la gente ignorante de aquello que no conoce. En episodios anteriores vimos atentados anacrónicos como el WiFi cancerígeno, los pokemon epilépticos, los gérmenes de PatoWC que salen del váter y te muerden el culo...

    Sin acritud,

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  4. Bueno, lo de la epilepsia de Pokemon es cierto, si bien fue un episodio aislado y no fue un videojuego el causante, sino un episodio de la serie de animación emitido únicamente en Japón (después del desastre fue modificado, por supuesto). En todo lo demás, de acuerdo, y de hecho ya haremos alguna entrada acerca de los timos derivados de la medicina alternativa, enfermedades inventadas y demás zarandajas.

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  5. Bueno, pues al fin he encontrado la explicación a todo este movimiento de incluir a los videojuegos en el PNSD. La explicación la he leído en un comentario del usuario NekOkapi de los foros de Fasebonus, y es tan obvia y evidente, que casi me avergüenza que no se me hubiese ocurrido a mí mientras me despachaba a gusto escribiendo esta entrada.

    El tema es que las drogas legales están gravadas (con 'v') con un impuesto bastante suculento, así que tiene toda la pinta que la verdadera y oscura intención de esto es poder cobrar un impuesto adicional por la venta de videojuegos.

    De puta madre, como son baratos, pues que nos los encarezcan más, así por la jeta. Claro, que con estas iniciativas lo único que hacen es apoyar más a tiendas tipo zavvi, y que al final más y más gente se pase a la compra online en el extranjero y el gobierno no huela ni siquiera el IVA...

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